Nuestra Nación Diaguita Kallchakí preserva y
mantiene viva nuestra cultura e identidad territorial, realizando y ejerciendo nuestras
propias prácticas culturales desde tiempos milenarios.
Hoy en un proceso dinámico de
visivilizacion y reconstrucción constante desde la autovaloracion en el hacer,
se continua con las diversas actividades y manifestaciones que hacen a nuestra
vida cotidiana.
Ahora, en noviembre la/os ña/os trabajan colectivamente
con las ofrendas para recibir a las almas de la/os ña/os que pasaron a otro
espacio y tiempo territorial; alma y espíritu que todos los años el primero de noviembre retorna
y regresa a reencontrarse y reunirse con cada familia de su Pueblo y Territorio.
Relatan la/os abuela/os, que cada
ancestro visita a las familias del lugar donde transitaron en vida. Más aun si
hay "alma Nueva”, pues esta ·almita” necesitará muchas fortalezas y fuerzas espirituales para poder
transitar un buen camino en su viaje hacia ese otro espacio territorial.
La celebración cobra un sentir único en
cada territorio Diaguita. La visita de
los mayores dura 24 horas. Llegan al medio día del primero y se van al medio día del dos de noviembre.
Las almitas esperan encontrar en su mesa
preparada especialmente, aguita, coca, alojita, chichita, algún tabaco pa¨
fumar, vinito y alcohol pa¨ amortiguar los dolores más profundos, y también degustar
las ofrendas y comidas que les gustaba comer en vida: guaguas blanqueadas, también
la diversidad de creatividad del amasador en escaleras, arbolitos, perritos, llamas, etc empanadillas de dulce
de cayote, pan dulce y salado, también
asao, mote pila, anchi chilkan, tulpo, bebidas,
chancaca, patay, siempre ornamentado con las mejores flores y la mesa
debe estar en un lugar tranquilo y protegido, espacio donde nadie molestara a
las visitas durante los dos días.
Por la colonización y la cultura invasiva,
hoy esta celebración se mezcla con la evangelización occidental, donde también se
reza, se hace misa en los cementerios.
Con esta celebración ancestral continuamos el legado heredado y seguimos ofrendando
a nuestros mayores, a nuestros ancestros y a quienes se nos adelantan en el
camino, y debemos ofrendar su retorno de
cada año para continuar el viaje eterno de nuestro devenir como Pueblos Vivos.
El "día de las almas" toma su
dimensión simbólica dentro del quehacer comunitario y trasciende las fronteras
de la misma. Luego del ciclo de recibimiento a las almas y concluido el homenaje se comparte
comunitariamente las ofrendas, se comparte y se reparte con cada uno de los presentes. Se llegan a los antigales y cementerios a enflorar las cruces, a encender el fuego de velas que conectan los mundos y los espacios
con cada uno de sus muertos. Con “oración” y reflexión en silencio.
Así de algún modo es la memoria colectiva
que trasciende a los que estuvieron, a los que estamos y estaremos por siempre
y para siempre en nuestros territorios. Es saber que olvidarnos de quienes
fuimos, nos conduciría a no saber quienes somos y perderíamos nuestra memoria
histórica que nos trasciende, y un pueblo sin raíz sin identidad es muy difícil
que sobreviva. El legado heredado de nuestros ancestros es mantener viva
nuestra Identidad como Pueblo Nación Diaguita.
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