"Es por eso que decimos: somos sujetos de derechos. Y como sujetos de derechos, decimos que las personerías deben ser públicas, no estatales. ¿Por qué? Porque somos un pueblo, porque tenemos identidad, porque tenemos un territorio, porque tenemos prácticas y formas de gobierno propias, y nos organizamos de una manera colectiva. Este es un legado que traemos de nuestros mayores. No queremos ser más objetos ni utilizados por las ONG, por la Iglesia o por otras voluntades que no tienen que ver con la participación legítima de los pueblos, hoy presentes, hoy vivos, que no somos parte de un pasado sino de la realidad."
Sr. Moderador.- Tiene la palabra el señor Héctor Fabián, de la comunidad Diaguita Kallchakí "Las Pailas".
Sr. Fabián.- Primeramente, saludamos a las autoridades tradicionales de este encuentro nacional de organizaciones territoriales y de pueblos originarios de los cuales somos parte , a los miembros de la Comisión Bicameral y al público en general.
Soy Héctor Fabián, uno de los representantes de la Comunidad Originaria Diaguita Kallchakí "Las Pailas" situada en la provincia de Salta.
Soy Héctor Fabián, uno de los representantes de la Comunidad Originaria Diaguita Kallchakí "Las Pailas" situada en la provincia de Salta.
Vinimos desde el territorio a celebrar este momento histórico que vivimos los pueblos originarios y a exigir la inclusión de la propiedad comunitaria indígena en la reforma del Código Civil y Comercial, invocando los derechos otorgados por el inciso 17 del artículo 75 de la Constitución Nacional, que reconoce el carácter de preexistentes de los pueblos indígenas; garantiza el respeto, la identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural; reconoce la personería jurídica como así también la posesión y la propiedad de las tierras y territorios que tradicional y ancestralmente ocupamos; establece la regulación de la entrega de otras tierras aptas y suficientes para el desarrollo como pueblos originarios. A su vez, asegura la consulta y participación respecto de los recursos naturales existentes en nuestro territorio y demás intereses que nos afecten.
Planteamos una posición con respecto a esta reforma que responde al marco del derecho vigente.
Las normas constitucionales invocadas son la fuente que llama a nuestras propuestas y nos ampara en una nutrida jurisprudencia que fija estándares de derechos indígenas, tanto nacional como internacionalmente.
Teniendo presente que el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo –ley 24.071-, con rango supralegal, establece el derecho a la participación y al proceso adecuado de consulta para los pueblos indígenas, entendemos que esta audiencia debe tomar la propuesta que acá presentamos como parte de este derecho y no como parte de una mera opinión o ponencia. Esto lleva a que los pueblos no somos un problema, sino parte de la solución.
Sr. Condorí.- Buenas tardes hermanos, autoridades de las naciones originarias de todo el país, integrantes de la Comisión Bicameral y público presente. También en nombre de la memoria y del territorio quiero saludar a Javier Chocobar, que vive en cada uno de nosotros, en cada una de nuestras comunidades. Tenemos en el recuerdo que ha entregado su vida en defensa de nuestro territorio.
Mi nombre es Juan Condorí. Soy delegado de base de la Comunidad Diaguita Kallchakí "El Divisadero", departamento de Cafayate, provincia de Salta. Soy delegado CPI por el Pueblo Diaguita y somos parte de una instancia de participación dentro de lo que es el Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios.
En este marco venimos a celebrar este gesto que tiene la participación a la que nos convocan hoy nuestro compromiso, nuestra palabra, nuestra forma de pensar y nuestras voces, no de un Estado monocultural sino de un Estado plurinacional, porque que este Estado argentino, que solo tiene doscientos años, y los estados provinciales y municipales, se construyeron sobre los territorios de los pueblos originarios.
Es por eso que hoy los pueblos nos damos esta instancia. Y es oportuno celebrar, y nos sumamos y exigimos la inclusión de la propiedad comunitaria indígena en la reforma del Código Civil y Comercial.
Nuestras realidades no coinciden muchas veces con los derechos establecidos y las normas que ya son reconocidas, que nuestro Estado ha legislado y otro ha ratificado. La realidad en nuestros territorios es que en la actualidad estamos poniendo el cuerpo, estamos derramando nuestra sangre y estamos en resistencia y en resguardo de nuestros territorios.
El Territorio para los pueblos originarios tiene un concepto y un valor diferente al que hoy tiene el Código Civil con respecto a la propiedad privada: una mirada individual, absoluta, donde no está la participación de nuestro pueblo. El Territorio para los pueblos tiene que ver con cuatro elementos fundamentales para nuestra vida, pero no solamente están esos elementos fundamentales, físicos, sino que también están nuestra espiritualidad, nuestra cultura, nuestra lengua, nuestro idioma, nuestros lugares sagrados, nuestra medicina.
Por mucho tiempo hemos sido invisibilizados, negados, y nuestros conocimientos fueron tomados por la ciencia desde una mirada folclorista, de falacia. Hoy los pueblos, en este espacio, en esta instancia de participación y de propuestas propias de los pueblos, somos pueblos vivos. Somos un pueblo que hoy hablamos en muchos idiomas, pero al mismo tiempo unificamos nuestros pensamientos.
Es por eso que decimos: somos sujetos de derechos. Y como sujetos de derechos, decimos que las personerías deben ser públicas, no estatales. ¿Por qué? Porque somos un pueblo, porque tenemos identidad, porque tenemos un territorio, porque tenemos prácticas y formas de gobierno propias, y nos organizamos de una manera colectiva. Este es un legado que traemos de nuestros mayores. No queremos ser más objetos ni utilizados por las ONG, por la Iglesia o por otras voluntades que no tienen que ver con la participación legítima de los pueblos, hoy presentes, hoy vivos, que no somos parte de un pasado sino de la realidad.
Y también somos parte de la historia oficial, porque esa historia fue negada. Dicen que los pueblos originarios no fuimos parte de la construcción de este Estado, pero nosotros somos preexistentes. Nuestra sangre está y estará por siempre en nuestros territorios. Nuestra preexistencia está presente y lo entendemos como tal. No hablamos de una preexistencia que no existe, ficticia, sino que hablamos de la realidad.
Soy diaguita. Somos hombres y mujeres que hemos tomado este desafío. Somos hermanos y hermanas que hoy estamos de pie, asumiendo la responsabilidad de que este Estado tome otro camino, otra mirada.
Por último, le pido a la Comisión Bicameral que ponga énfasis en la personería jurídica pública no estatal y en la propiedad comunitaria. Reglamentemos el consentimiento libre, previo e informado de nuestros pueblos, porque hoy las leyes están. Y en las provincias de Salta, Tucumán, Formosa, Neuquén y Santiago del Estero mueren nuestros hermanos, les pegan a nuestros hermanos.
Hermanos: no somos parte de un problema –como decía mi hermano sino que creo que somos parte de una solución. Tenemos que tener una convivencia, un diálogo intercultural, pues creo que es la única forma en que vamos a llevar a cabo una construcción diferente, que es lo que necesita este Estado. Es necesario que los pueblos tengamos nuestra propia participación. Es necesario que nos expresemos.
Así que desde este lugar y desde nuestros territorios traemos estas palabras y afirmamos y creemos que este proceso no nos va a dejar mentir, porque nosotros no queremos dejar el destino de nuestro pueblo en manos de otros y que nosotros seamos los culpables de entregar los territorios y dejar sin parte siendo egoístas a nuestros hermanos que nos continúan.
Así que un saludo grande en nombre de nuestro pueblo y en la memoria de Calchaqui, de Chelemin y de Javier Chocobar. (Aplausos.)
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