UPND SALTA

TERRITORIO DIAGUITAGHASTA

DERECHO A LA COMUNICACIÓN CON IDENTIDAD

9 de diciembre de 2016

¡JURO POR NUESTROS IQUINES Y TITAQUINES KALCHAKÍ, CHELEMÍN, JAVIER CHOCOBAR Y AMBROSIO CASIMIRO!



El día martes 6 de diciembre se llevó a cabo el acto de colación correspondientes a las Facultades de Humanidades y Ciencias Sociales y de la Facultad de Exactas de la Universidad Nacional de Salta - UNSa. En el mismo las y los jóvenes egresados realizaron su juramento y recibieron sus títulos correspondientes.

Esta jornada recibía el titulo de Licenciada en Ciencias de la Comunicación la hermana Liz Rivadeneira de la Comunidad Diaguita Calchaquí Pucará Angastako - Miembro de la UPNDS. Este paso dado por nuestra hermana es un logro de lo colectivo, la perseverancia, la identidad y el territorio. Al mismo tiempo tomó la palabra en nombre de los egresados y de su pertenencia identitaria y territorial.

Saludamos a nuestra referente, sus palabras son nuestra voz colectiva que se hermana por cada Territorio Diaguita.

Buenos días a todos los hermanos y hermanas presentes, a las autoridades comunitarias, a las autoridades de la universidad, a los profesores, alumnos, mis compañeros y compañeras egresados y egresadas y sus familias. 

Es un honor poder hacer uso de la palabra en esta celebración que resulta tan importante para los que tuvimos la oportunidad de acceder y poder transcurrir una parte de nuestra formación y vida por esta universidad. 

Hoy no solamente voy a hablar como egresada de la universidad, y como Liz Rivadeneira, hago uso de la palabra y tomo la vocería como miembro de un Pueblo Originario organizado, que supo resistir las más tremendas imposiciones y asesinatos, hoy mi voz es colectiva, como miembro de la comunidad Diaguita Calchaquí Pucará Angastaco, parte del Pueblo Nación Diaguita Kallchakí. 

Las ciencias, desde sus inicios, nos han estudiado como objetos, como seres “inferiores” que no poseían pensamiento, cultura y mucho menos derecho. Estos estudios con una perspectiva altamente racista y colonizante pretendían estudiarnos para dominarnos, explotarnos y saquear nuestros territorios. 

Con el paso de los años, el reconocimiento de nuestros derechos, que implicaron años de lucha y resistencia, proceso por el cual cientos y miles de hermanas y hermanos dejaron su vida y sangre regada en cada territorio en defensa de lo nuestro, esa lucha, ha marcado un precedente en todo sentido. Es así que las “ciencias” se ven obligadas a cumplir con nuestros derechos y revisar sus abordajes. 

En afán de incluirnos nos impusieron categorías y formas de nominar al mundo, sin tener en cuenta nuestros saberes y conocimientos que sabiamente han resistido y resisten a la colonialidad del saber. 

La inclusión, en la práctica científica, ha buscado la homogeneización del pensamiento. Ha llevado a que muchos hermanos y hermanas de muchos pueblos o comunidades, se asfixiaran con la imposición de los conocimientos occidentales, los cuales pretendían desestimar los saberes y conocimientos ancestrales propios de las culturas de nuestros pueblos. Debemos considerar a las ciencias como un saber más y no el único, en todo caso un conocimiento al que tenemos que acudir para poder comprender por qué tantos siglos de opresión y hostigamiento con nuestros pueblos.

Es por eso que le pido, le pedimos, desde lo más sentido, a los hermanos y hermanas de nuestro Pueblo Nación Diaguita y de cualquier Pueblo originario que están ingresando a esta institución, nunca renuncien a nuestros saberes ancestrales, siempre tengámoslos presente, nuestros saberes son nobles y humanos. Pongámoslos en dialogo permanente, reflexionemos con ellos y hagámoslo respetar. 

En la actualidad las nuevas corriente científicas, que emergieron de pensadores críticos, americanos, nos permiten poder analizar nuestras realidades desde nuestros lugares.

La academia tuvo y tiene que escuchar, mirarse, cuestionarse, reparar el daño y adecuarse a los cambios estructurales, para que hoy, comuneros y comuneras de diferentes pueblos y comunidades ocupemos un lugar en esta institución. Sin embargo queda mucho por trabajar, por comprender, por reconocer y reparar. 

A pesar de que la ciencia se vanagloria con discursos decolonizadores en muchos de los casos siguen manteniendo y replicando prácticas extractivas (de recursos, cultural y de saberes) o paternalistas. La participación, en la construcción del conocimiento, no es escuchar lo que nuestros conocimientos y saberes dicen, analizarlo y escribirlo bajo el criterio del investigador, sino poder comprender en todo el contexto, respetando nuestros procesos organizativos, que llevamos a delante en cada uno de nuestros territorios y de recuperación de nuestra memoria ancestral. 

En el campo de las Ciencias, lejos de superar estos paradigmas, la discusión sigue vigente, comprendiéndonos como sujetos incapaces de expresar nuestros pensamientos, de difundir nuestra manera de ser y de estar en cada uno de nuestros territorios. De esta manera, las Ciencias, a partir de sus intervenciones, no abandona sus intenciones de colonización. 

Es por eso que vemos la necesidad de tener que ocupar estos espacios académicos para poder escribir e incidir dentro del campo científico en primera persona, desde la voz de los que jamás fuimos escuchados ni considerados. 

Entendemos que las ciencias pueden ser la herramienta para poder visibilizar nuestra lucha, resistencia y preservación de nuestros territorios. Sin embargo sostenemos que esto no se puede hacer sin el protagonismo y la valorización del proceso de lucha, de nuestros Iquines y Titakines, haciendo ejercicio del Derecho Consuetudinario y Constitucional dentro del marco legal vigente. Es por eso que es nuestra demanda, el reconocimiento pleno de nuestros derechos. 

La constitución nacional reconoce en el artículo 75, la preexistencia étnica y cultual de los pueblos indígenas, reconoce la personería jurídica de las comunidades y la posesión y propiedad comunitaria de las tierras que tradicionalmente poseemos. Además asegura nuestra participación en la gestión referida a nuestros recursos naturales y a los demás intereses que nos afecten, como así también nuestro derecho a una educación intercultural y bilingüe.

El Convenio 169 de la OIT ratificado por el estado nacional mediante la Ley 24071dandole rango constitucional y la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas (ONU), reconocen nuestro derecho a la libre determinación, el Derecho a la tierra, al territorio y los recursos naturales; el derecho consuetudinario y los derechos al libre consentimiento, previo e informado, a la propiedad intelectual que tan desoídos están en sectores de la academia. 

La ciencia en sus épocas catastróficas se tomó el atrevimiento de huaquear y saquear a nuestros mayores, práctica que sigue vigente en muchas instituciones académicas. Es por eso que aprovecho esta oportunidad para hacer saber sobre la Ley Nacional 25.517 de Restitución de restos mortales de Pueblos Originarios que pretendemos se reconozca en todas las instituciones académicas, se ponga en práctica y se la respete cumpliendo con el requisito primordial de la Consulta y la Participación a través de nuestras Instituciones representativas. 

Nuestra exigencia es que estos reconocimientos se hagan efectivo en todos los contenidos académicos y en las políticas públicas. De esta forma generar un dialogo intercultural con interlocutores válidos para revertir tantos años de colonización e invisibilización. 

Para garantizar estos derechos debemos comprometernos como intelectuales. Como egresados, desde nuestros espacios de formación y desde el ejercicio de nuestra profesión, debemos aportar a la construcción de ciencias que brinden herramientas que contribuyan a los procesos organizativos, respeten las institucionalidades propias de los pueblos originarios, sirvan para aportar a los procesos de recuperación de la memoria ancestral e identitaria y acompañe las demandas e intereses de nuestros pueblos organizados. Necesitamos ciencias comprometidas, reflexivas y críticas con sus propia estructuras y construcción del conocimiento científico, ciencias que en su práctica promueva el dialogo intercultural, sin imposiciones. Ciencia que se permita reconocernos como sujetos de derechos; como sujetos reflexivos, conocedores de nuestro territorio, poseedores de nuestro patrimonio a nivel de los recursos y nuestros conocimientos. 

Hoy reafirmo mi compromiso como parte del Pueblo Diaguita a llevar las herramientas necesarias para poder hacer uso de las ciencias y darle el sentido de resistencia, lucha y compromiso en los territorios comunitarios. Esto ha sido parte del esfuerzo colectivo de la comunidad y del pueblo. Asumo la responsabilidad de llevar a las bases territoriales las discusiones que se dan en el campo académico y desde allí pensar ciencias revolucionarias que nos permita revertir tantos años de ocultamiento, paternalismo y descalificación. 

Por último, citando al hermano Carlos Flores, delegado de nuestra institucionalidad, Unión de los Pueblos de Nación Diaguita: “Si bien nos quisieron impedir que dijéramos lo que somos, el proceso de autoreconocimiento es algo que se viene dando, que es continuo, que es irreversible, que es continental y que es visible”. 

¡POR NUESTROS IQUINES Y TITAQUINES KALCHAKÍ, CHELEMÍN, JAVIER CHOCOBAR Y AMBROSIO CASIMIRO!

¡CONSULTA Y PARTICIPACIÓN A LOS PUEBLOS ORIGINARIOS!

¡RECONOCIMIENTO DE LA TITULARIDAD DE NUESTROS TERRITORIOS COMUNITARIOS!

¡MEMORIA, IDENTIDAD, JUSTICIA Y TERRITORIO!





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